Nosotros nos pasamos defendiendo a nuestros hijos, día a día y casi "gritando a los cuatro vientos" que no son vagos.
Cuantas veces, he tenido que ir a hablar con sus tutores pidiendoles adaptaciónes, que en la mayoría de los casos le negaban:
Yo no quiero que a mi hijo se le trate de forma especial, yo quiero que a mi hijo se le trate como se merece.
Yo no quiero que a mi hijo le aprueben si no lo merece, yo quiero que mi hijo aprenda, y si ha aprendido, que apruebe.
Yo no quiero que mi hijo sufra, y si no le AYUDAN a APRENDER, SUFRE.
Pero no solamente nos pasa a nosotros, ya que Sarah Ferguson dice que lo que la gente debería hacer, es fijarse en los méritos de su hija Beatrice, que según Sarah "necesitó especial atención en la escuela desde los siete años por tener dislexia y ahora ha podido llegar a la Universidad con buenas notas."
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