sábado, 16 de marzo de 2013

La vida no es de color de rosas

Volver a estudiar fue una gran experiencia. Muy enriquecedora por la oportunidad que tuve para aprender en esta nueva etapa de mi vida, pero sobre todo, por todas aquellas personas que empezaron a formar parte de mi vida: mis compañeros y mis profesores.

Mi experiencia en la Universidad, uffffffff, increible, maravillosa, aunque muy dura. Intentando aprovechar cada instante de esta oportunidad. Compartir con mis compañeros, aprender de mis profesores, trabajo, duro trabajo. Organización, trabajo en equipo, comunicación.

Mis prácticas se desarrollaron en un colegio corcertado de la Comunidad de Madrid. ¡Felicidad, entusiasmo! Por fin tocaría pizarra desde el otro lado del aula. Con gran ilusión, llevé aquel portatizas rojo quecon tanta ilusión me había comprado y del cual me sentía tan orgullosa. Pero las cosas no siempre son como esperas, pues las pizarras eran de rotuladores y allí quedo mi portatizas, en el bolsillo de mi bata, esperando su debut.

Y si sólo fuera eso... El destino me deparó la decepción, el desencanto, pues en el colegio, apenas me permitieron dar unas pocas clases, por lo que tuve que recopilar las emociones de las pocas sesiones que me autorizaron dar, y envolver mi pena con el recuerdo de dicha experiencia.


                                               
                                   



 Esto sí que fue una gran experiencia, pues conté con oyentes de la  talla de Profesores y Alumnos de los Grados de Educación Infantil y Educación Primaria y Alumnos del Máster de Formación del Profesorado en Educación Secundaria y Bachillerato, Enseñanza de Idiomas y Formación Profesional.

Las Jornadas fueron un éxito. Tanto profesores como alumnos quedaron encantados. 

¡ESO SÍ QUE FUÉ UNA GRAN EXPERIENCIA DOCENTE!