Cuando Fernando, mi muy querido hijo, tenía 7 añitos, fue diagnosticado de dislexia y yo que se cuantas cosas más: algunas ciertas y otras de dudosa credibilidad.
¡Ella nos ha cambiado la vida! Primero fuimos como dos granitos de arena perdidos en el Universo, y ahora, él ya con 11 años y yo con ..... estamos construyendo un desierto.
Tantas tardes juntos, nos han hecho ver las cosas de otro modo.
Atrás quedó esa madre "maltratadora e incomprensiva" y como algunos dijeron y otros no se atrevieron a decir, "histérica". Y también el pensar que lo que decían sus profesores era cierto "es un vago y no pone interés".
Yo, empezé a conocer "su mundo" y ahora somos de otra manera, miramos con lentes de colores y le ponemos sonrisas a las penas.
Las cosas buenas las disfrutamos al máximo y las malas intentamos olvidarlas pronto, ....¿hay cosas malas? ¡ya no me acuerdo!
Sólo me queda agradecerte que compartas tu tiempo con nosotros.
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